Autor: Néstor Lorca, psicólogo
Hace unos días se realizó una once constituyente en Fundación Sentido donde jóvenes y adultos egresados del ex Sename, hoy Mejor Niñez, tuvieron la oportunidad de dar a conocer la realidad que han enfrentado desde los 18 años, luego de haber estar bajo el cuidado del Estado. Sin duda, un camino difícil.
La once fue una hermosa y gratificante experiencia de diálogo, en la cual las y los jóvenes, a quienes acompañamos en su proceso de transición a la vida adulta, plantearon los temas de mayor importancia para ellos de cara a una nueva Constitución. A través de los relatos sobre sus historias de vida, escuchamos frases como “Que el estado no nos abandone al cumplir 18 años”, “Que tengamos salud digna”, “Mayores oportunidades para insertarse al mundo del trabajo”, “Justicia con perspectiva de género”.
A los que llevamos años en la primera línea del trabajo en infancia, nos llena de esperanza ser testigos de estos procesos de dialogo ciudadano, donde nuestros jóvenes son protagonistas y tienen voz. Esto sin duda trae una responsabilidad tremenda a quienes están a cargo de llevar a cabo este proceso constituyente. En este sentido la esperanza no está solo en que los jóvenes tengan una voz, sino también en que se les tome en serio. En esta generación hay un potencial tremendo que se ve reflejado en iniciativas como Egresa Chile que definitivamente marca un antes y un después en la historia del sistema de protección nacional, y que busca que nunca más en este país un egresado del sistema por mayoría de edad esté solo.